lunes, 28 de noviembre de 2011

El Mundo se fija en la "Ñ"



Hoy se confirma lo que nos temíamos. El nuevo Gobierno no podrá establecerse hasta el día 22 de Diciembre. Ni la presión mediática, ni la internacional, ni la de la propia sociedad española han podido con la máquina burocrática. Es cierto que el traspaso de poderes debe hacerse de una manera ordenada, pero no es menos cierto que la realidad que vivimos exige señales, pasos decididos y firmes. Y el tiempo apremia.

Ese es el sentir general que creo nos invade a todos. Pero creo igualmente que ya estamos desgraciadamente acostumbrados a las decisiones precipitadas, a levantarnos todos los días esperando conocer no ya una noticia esperanzadora, sino sólo saber si la de hoy será mala, menos mala o peor.

Es por eso que paradójicamente comienzo a vislumbrar algo de luz en el horizonte. Y esa luz está directamente ligada a una palabra: serenidad. Intentaré explicarme: Si nos fijamos bien, la inestabilidad económica en Europa no viene dada tanto por la imprevisibilidad de los mercados como por la falta de control, la indecisión, la precipitación y la falta de solidaridad de los políticos.

No soy partidario de la Europa de los tecnócratas. Creo que los nuevos mandatarios de Grecia e Italia no tendrán éxito. Y no porque no conozcan de Economía, no porque no gocen del apoyo de las inoperantes instituciones europeas, sino por falta de experiencia política y sobre todo por falta de Poder Político. Los líderes que necesita Europa son líderes serenos, políticamente expertos, hombres y mujeres de Estado, con conocimiento de lo que les rodea y con visión global.

Nos centramos demasiado en la “pareja” Merkel / Sarkozy, no porque sean buenos o malos líderes, sino porque lo son de los dos supuestos motores de Europa: Alemania y Francia. Pero últimamente hemos asistido a sendos avisos de que la supremacía europea de dichos Estados no significa invulnerabilidad; y es más, comprobamos día a día que ambos líderes están más que cuestionados en sus respectivos países, y lo son de gigantes con pies de barro. Creo que ya pueden empezar a ver por dónde voy.

España, ya lo sabemos, tiene unos problemas estructurales importantes, resumidos en la lacra de las tres “D”: Déficit, Desempleo y Desconfianza. También sabemos que toda la comunidad internacional sigue de cerca a España porque nuestra caída podría significar la destrucción del proyecto europeo. No es descabellado pues, concluir que en gran medida y en estos momentos la clave de Europa se escribe con “ñ”.

Nuestro aún Presidente en Funciones, declaró en el Comité Federal de su Partido que el fracaso electoral se debe “a la crisis y a algunos errores de gestión” . La clave está en esa frase, pero el interlocutor debería ordenar los términos de la siguiente manera: la situación se debe a “los errores de gestión de la crisis”.

La victoria en la lucha contra la triple “D”, que nos debe conducir por la senda de la  recuperación de la solvencia y la credibilidad hasta llegar a obtener la triple “A” de credibilidad financiera, comienza por lanzar al mundo un mensaje sereno, contundente y adecuado. Ese mensaje debe ser lanzado por un mandatario que tenga experiencia y habilidad política, conocimiento de los retos, visión de Estado y un buen equipo. Creo que este Hombre de Estado lo tenemos ahora trabajando en un despacho a punto de ser nombrado Presidente.

Y no olviden lo que les voy a decir. Mariano Rajoy es muy consciente de que deberá imponerse a los 4 próximos años, que quizá no alcance una segunda legislatura, pero seguro que sobrevivirá a los líderes cuestionados de gigantes con pies de barro que mencioné previamente. España es David, y Goliat es su aliado forzoso.

Fernando Medina

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