sábado, 10 de septiembre de 2011

El Estado Micro - Nación




El panorama geopolítico mundial está dando un vuelco que sin duda provocará la reformulación de muchas de las teorías de politólogos, sociólogos, economistas y antropólogos. La era de la globalización, los efectos de la (o las) crisis económicas mundiales, las revoluciones de la primavera árabe, los conflictos políticos en los Países en Vías de Desarrollo y las catástrofes humanitarias que llevan consigo son solo ejemplos de ello.

La Globalización es el factor clave de la súbita aparición de este nuevo orden mundial. Y la ausencia de una reacción coordinada por parte de los mandatarios políticos es el catalizador de esta alocada vorágine en que estamos inmersos. Recuerden: hace no muchos años las críticas a nuestros dirigentes se basaban en el incumplimiento de promesas políticas, o en desacuerdos sobre la manera de planificar o ejecutar un programa. En aquellos momentos el orden estaba perfectamente establecido, y una vez definidas las políticas y ejecutadas las acciones los efectos eran previsibles.

La vertiginosa evolución de las comunicaciones ha sorprendido a propios y extraños. Los mercados obtienen más información y más rápido que los dirigentes. Las masas se organizan de manera más rápida que los gobiernos. Las noticias llegan a la población antes de que los periódicos las publiquen. Incluso de cuando en vez la opinión pública tiene acceso a los datos clasificados o secretos.

Frente a este nuevo escenario, las estructuras políticas no han sabido adaptarse, ni mucho menos tomar la delantera. Los Presidentes ni siquiera hablan varios idiomas, los gabinetes de asesores continúan formados por tecnócratas funcionarios de la vieja escuela, y las políticas siguen estando basadas en la concepción de Estado Nación, algo ya sin duda caduco y obsoleto

Los estadistas han pasado del esquema de la planificación al de la reacción lenta y tardía. La necesidad de coordinar esfuerzos se hace patente. Algunas voces autorizadas comienzan ya a decirlo día sí y día también. La era de la globalización ha acabado con el Estado Nación.

Y si esto es lo que ocurre en el mundo, ¿cuál es nuestro panorama patrio? En la era de la Globalización, España se comporta como el Estado Nación por excelencia. El Estado de la precipitación por excelencia, el Estado de los tecnócratas anticuados por excelencia. El Estado sin visión de futuro. El Estado que propugna el “efecto Aznar” o el miedo al fascismo como argumentos electorales. El Estado que modifica la Constitución con la frivolidad de quien redacta una Orden Ministerial. El Estado que se permite el lujo de no sancionar a quienes vulneran el Orden Constitucional y se sublevan contra el Poder Judicial enarbolando la bandera de un ultraconservador concepto de Estado “Nación – Alismo”.

El nuevo orden mundial está presidido por el paso del Estado Nación a la Aldea Global: ese es el concepto. Y mientras España se empeñe en continuar siendo “different”, sin dar un vuelco en términos de respeto a las instituciones, de esfuerzo y solidaridad, de transformación del interés partidista en Interés General, y de renovación, audacia y diálogo, nada cambiará. Es urgente y decisivo abandonar (o al menos aparcar) la discusión del paso del Estado Nación al Estado Micro Nación.

Y en todo este artículo no he  utilizado una sola vez el término “Democracia”.

F.Medina   

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