Ayer Mariano Rajoy, tras jurar su Cargo como Presidente del
Gobierno, ha despachado con el Rey y por fin ha deshojado la margarita. Toca
ahora analizar el grado de amargura de la broma de José Luis Rodríguez Zapatero
en Zarzuela. En efecto, el solitario y abandonado ex Presidente declaró
lacónicamente durante las fotos de familia, “somos de la misma altura”.
La estructura formal del Gobierno es muy acertada. Se adivina
mucho trabajo previo a la composición del organigrama de la primera línea del
Ejecutivo: Reducción de carteras, adecuada reagrupación de competencias en
determinados Ministerios e intenso énfasis en los aspectos económico y laboral.
Los nombramientos igualmente han sido muy estudiados. El
Presidente del Gobierno no ha cedido a tentaciones ni presiones internas. No ha
devuelto favores. Tiene experiencia más que de sobra para conocer las dos
máximas de todo mandatario de alta responsabilidad, que son la soledad frente a
la decisión final, y el valor de la lealtad y la competencia de sus más
importantes colaboradores. Ha nombrado para cada posición a quien ha
considerado más adecuado para el puesto en función de las necesidades concretas
de nuestro país. No ha recompensado trayectorias, no ha cedido al populismo de
la paridad, no le ha temblado el pulso al elegir nombres “polémicos”.
En lo material subrayaría dos aspectos o prioridades del
Presidente: La primera, formar “equipo”: gran parte de los Ministros se
conocen, han trabajado juntos, y tienen las mismas convicciones y visión
estratégica entre ellos y con el Presidente. Por otra parte, todos y cada uno
de los Ministros son especialistas en sus respectivas materias , tienen a
priori unos currícula adecuados para sus posiciones, y conocen igualmente el
funcionamiento de la Administración. En resumen, son inmediatamente operativos.
La Sociedad española, la Unión Europea, la Comunidad Internacional y los
mercados deben sentir la nueva fuerza que se instala en el ejecutivo español.
En mi opinión, la confianza a priori debe comenzar a recuperarse.
Pasemos a analizar las principales críticas que han salido a la luz durante
estas primeras horas. Las encuentro en general populistas y sin fundamento, fruto del continuismo en la
dinámica del caduco discurso a que hemos estado acostumbrados durante los
últimos años.
La tan manida “paridad” del PSOE: Salvo los miembros de esas
minorías que han sido beneficiarias centrales de las políticas “sociales” del
Gobierno precedente y que tan buenos resultados han producido para la progresía
subvencionada, cualquiera que esté en su sano juicio pensará que el Gobierno es
una cosa seria, no es un premio al género. Hablamos del grupo de personas que
conducirán los designios de un país. Y la competencia no tiene sexo. No es
momento de experimentos con gaseosa. Solo tenemos que echar la vista a ayer
para darnos cuenta de cómo mujeres que quizá tuvieran un potencial importante
han acabado sus carreras en el más absoluto de los fracasos por asumir en el
momento inoportuno responsabilidades que no les correspondían, todo en aras de
la “paridad”. Por otro lado, si nos fijamos en el peso específico de las
mujeres del nuevo Gobierno, nos daremos cuenta de la concentración de poder que existe en alguien como
Soraya Sáenz de Santamaría, y en las carteras ministeriales de Empleo, Fomento
y sanidad, 3 de las patatas más calientes de nuestra actual situación. Comprobaremos pues que la paridad no es una cuestión de matemáticas, sino de competencia.
“La insuficiente reducción del número de Ministerios” (CIU), o “el claro corte neoliberal del Gobierno” (IU):
Sinceramente, creo que este tipo de comentarios provienen de personas que no
tienen realmente nada que decir, pero quieren decir algo porque lo necesitan.
Sería mucho más elegante decir simplemente que respetan la decisión y le desean
suerte al nuevo Gobierno.
Por último, "la caza al hombre": como siempre, la carga de caballería más sencilla y en la que
el “aparato” populista se siente como pez en el agua:. Si
hablamos de Luis de Guindos y su pasado en Lehman Brothers, alguien debe
olvidar conscientemente que él no fue el responsable de la quiebra de este Banco, ya que su cometido
se limitaba a España y Portugal. Más aún, en su favor se puede decir con buen criterio que es conocedor de primera mano de lo que pudo
ocurrir en el origen de la grave crisis financiera mundial, circunstancia que le señala a priori como una
de las personas más capacitadas para el análisis de las causas, los errores, y
también de las soluciones para el futuro. Por otra parte su trayectoria le
sitúa en privilegiada relación directa con los más importantes agentes
económicos del panorama mundial. En definitiva. Desde el punto de vista
estratégico podemos concluir que esta ha sido (repito, a priori), una decisión
acertada de Rajoy. Imagino que si el PSOE mantiene esta postura de desacreditar
a alguien por este tipo de motivos, en su actual “debate de las ideas” sus militantes estarán pensando
en renovar al cien por cien de su directiva y de sus pesos pesados tras la
situación en la que han dejado España. En fin, que a hipócritas no nos gana
nadie.
Por último, y respecto al nombramiento de Alberto Ruiz Gallardón como
ministro de Justicia. Considero esta jugada como un acierto estratégico interno
fantástico del Presidente. Se trata de la reorientación de la carrera de un
político hecho a sí mismo, ambicioso y con talento, apartándolo de un puesto en
el que tenía que lidiar dos toros muy bravos: Estar en el punto de mira
constante por el endeudamiento de Madrid y el desgaste por las luchas internas
con otro peso pesado, Esperanza Aguirre. El nuevo Ministro de Justicia, como
Fiscal de carrera que es, se sentirá como pez en el agua, volverá al espacio
donde se siente más cómodo, y sus ambiciones se verán colmadas. Y por si fuera
poco, la promoción de Ana Botella coloca otra pieza estratégicamente a la
cabeza de Madrid, calmando las relaciones internas y potenciando las relaciones
con el antiguo Presidente del Partido.
Los primeros movimientos del nuevo Presidente han sido
esperanzadores. Su inflexibilidad con el entorno abertzale, la moderación y
firmeza en su discurso, su educación para con el Gobierno saliente y la
composición de un ejecutivo fuerte, adaptado a su talante y al talante que
requiere el actual contexto internacional invitan al optimismo. Ahora esperamos
impacientes las primeras medidas de fin de año.
Fernando Medina
Hay cosas con las que estoy de acuerdo y otras que me parece que miras con cierta condescendencia...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que comentas de la paridad, no se debe poner cuotas cuando se habla de elegir personas competentes (de hecho el tema de cuotas no deja de ser como "de otra manera no podrías, y estás aquí porque tiene que haber de todo..." que es la máxima expresión del machismo)
En cuanto al número de carteras o perfil de los elegidos, siempre levantará quejas por algún lado, unos porque es "mucho" de algo y otros porque lo consideran "poco" de lo mismo.
Por otra parte creo que el análisis de las personas es "suave". Obviando ideologías, creo que en general son personas competentes (aunque no me guste cómo piensan), pero no me parece baladí el pasado de De Guindos... no era precisamente el becario, y el tenerle ahí parece que responde a la misma lógica por la que las empresas contratan a los hackers (como sabes las trampas te pongo aquí)... éticamente creo que estaría descartado.
Por otra parte, Arias Cañete no responde a un perfil apropiado para llevar temas de Medio Ambiente (por participaciones en petroleras y comportamiento personal).
Ana Pastor me parece apropiado que esté, aunque creo que estaría mejor en Sanidad
Ana Mato... lo siento, no encuentro justificación, ni éticamente, ni por CV, ¿qué ha hecho esta mujer? Su historial "canta" demasiado comparado con el de sus compañeros de gabinete.. ¿no habia nadie mejor?
para completar mi comentario anterior, ¿es ético poner a un ministro (cuya capacidad no cuestiono) que tiene intereses privados en el mismo sector del cuál va a ser ministro?
ResponderEliminarIndependiente de capacidades (que sólo cuestiono seriamente la de la señora Mato), habría que aplicar lo de la "esposa del César"... como mínimo
Gracias por tus comentarios. No era mi intención valorar uno a uno los diferentes nombres designados para componer el nuevo Gobierno, los cuales por supuesto podría ser objeto de un pormenorizado análisis. Lo que sí quiero subrayar es la a priori acertada visión estratégica. Crear equipo, poner en cada puesto personas que conocen dónde se mueven y que sean inmediatamente operativas, y lealtad, algo que no brilla por su presencia actualmente en política. Por supuesto, el tiempo (y me imagino que más pronto que tarde), nos dará una idea de aciertos o errores, o incluso en ciertos nombres si son de paja para una primera etapa de desgaste esperando una nueva hornada de Ministros a medio plazo. 4 años son largos en política, sobre todo en los tiempos que corren. Un abrazo
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