lunes, 19 de noviembre de 2012

Fariseos




Fariseo es quien creyéndose en posesión de la autoridad moral suprema, de la razón absoluta, exclusiva y excluyente, pregonando falsa ética, inexistente honradez, y artificial victimismo, se erige en héroe y salvador frente al fantasma opresor responsable de sus desdichas. Fariseo es, en definitiva, quien finge ser lo que no es. En Política se concreta en quien en defensa de su particular interés no duda en menospreciar, vejar, difamar y hasta asesinar al interés general, aun enterrando consigo a quienes le son fieles. Todo ello se envuelve en ostentosos perfumes que no alcanzan a disimular un fuerte tufo a corrupción. Desalentador es que estemos tan acostumbrados. Pero yo no me resigno. No dejo pasar por alto componentes singulares del episodio que, desde los titulares estos días, salpica a los adalides de la quimera independentista: Reacción rebelde y agresiva contra las Instituciones y poderes del Estado; continua manipulación de los sentimientos y valores superiores de un pueblo con el fin de saciar una miserable gula de lucro y poder; y algo que hiere aún de más gravedad la débil credibilidad de los partidos políticos: el hecho de que existan formaciones nacionalistas totalitarias carentes de control o moderación interna si se va más allá de la capital autonómica; estadio que  favorece que reyezuelos de Taifas con poder cuasi omnímodo puedan poner en jaque a todo un país. Sin más, y más con Mas, el feudalismo, el totalitarismo, el desprecio y la rebeldía se pueden instalar en España, máxime cuando la inacción frente a la provocación ha sido y es tónica general desde tiempos memoriales por la simple paranoia de huir de cualquier equiparación a regímenes anteriores. Algo muy grave en clave de viabilidad de un Estado plural y democrático. Otra razón (y ya van varias) para replantearse el modelo de Estado Autonómico. No sé si el término es regenerar o españolizar. Acúñenlo ustedes mismos

Fernando Medina   

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